Pequeños Hombres de Acero y Lata
Esta mañana me levanté con un plan
Dicen que puedes cambiar el mundo
Así que reciclé una lata.
La arrojé en el contenedor azul y desapareció en lo profundo.
Puede que digas que no es gran cosa.
No puedes vanagloriar este plan.
Pero antes de que me digas cómo debo sentirme,
Escucha la historia de Little Can.
Little Can comenzó su exploración
Como una lata de sopa de tomate roja
Su contenido pasó por la asimilación.
Luego todo se limpió y se liberó de esa pulpa viscosa.
Una vez dentro del contenedor azul,
Y tirado en un cubo rodante
Donde el aire era estrecho y tajante
Llegó un camión, y mientras subía, golpeaba entre sí los reciclables.
En el centro de reciclaje, empezó la clasificación.
Se encontró con trozos de vidrio de un viejo plato roto.
Que una vez apilados, fueron trasladados en masificación.
Nuestra pequeña lata conoció a otra que algún día atún transportó.
Todos adentro de un horno.
Con trocitos de hierro para ser incinerados.
Little Can pensó preocupado: "¡Espero que no vayan a quemarnos!"
Justo cuando se calmó, ¡alguien comenzó a incendiarlos!
Sintiéndose empapado y desgarrado,
En un molde resistente fue vaciado.
Convirtiéndose en una losa tras un frío apesadumbrado.
Pensó: "¡Vaya, qué cosas están pasando!
Little Can fue enviado a una fábrica pétrea y fría.
¡Y la pequeña latita una vez más fue derretida!
¡Y en otro molde la insertaron!
Convirtiéndose en una docena de hombres de acero pintados.
Fueron puestos en una tienda a puro color,
Donde un encantador joven los adquirió.
Creando recuerdos felices, por siempre, y así todo terminó.
¡Quién podría imaginar que una lata y el arte de reciclar podrían generar tanta felicidad!